¿Te han invitado a un negocio estilo "Ponzi"?
El carismático inmigrante que vendió sueños de oro
Con cierta frecuencia, hemos escuchado la palabra Ponzi, normelmente cuando se habla de fraudes y de estafas, se acostumbra decir que las víctimas cayeron en un “esquema Ponzi”, también me ha tocado invitar a alguien a participar de alguna idea de negocio y me han preguntado si la propuesta no es un “esquema Ponzi”.
Con toda seguridad, la gran mayoría de nosotros no estamos familiarizados con el origen de la palabra Ponzi y si bien la asociamos con algún tipo de fraude o estafa, no conocemos bien a bien el significado de esta palabrita.
Resulta que Ponzi, es el apellido de un trístemente célebre personaje de la vida real que en los años 20’s tuvo una gran idea de negocio, Carlo Ponzi.
Aquí platico su historia
En 1903, un joven italiano llamado Carlo Pietro Giovanni Guglielmo Tebaldo Ponzi, llegó a Estados Unidos. Había nacido en 1882 en su pueblo natal Lugo en Italia en la provincia de Rávena. Carlo era hijo de un repartidor de correos y había cursado estudios en la universidad de Roma, aunque nunca se graduó. Su familia decidió mandarlo al nuevo mundo sin hablar inglés y con tan solo 2.50 dólares en el bolsillo, sólo contaba con una ambición que desbordaba su realidad.
Después de tres años de realizar trabajos precarios, instalado en la Ciudad de Boston MA, en 1919 encontró la fórmula para convertirse en un ícono: prometer ganancias extraordinarias. Su idea consistía en adquirir cupones postales internacionales en países con monedas devaluadas (como la lira italiana) y canjearlos en Estados Unidos. por sellos de mayor valor. Teóricamente, era un arbitraje lucrativo (arbitraje es el término que se emplea en el lenguaje financiero para señalar aquellas operaciones de compra y venta simultánea de dos bienes a diferente precio, generando una utilidad inmediata y libre de riesgo. Nota del autor).
Ponzi ofrecía a los inversionistas que participarán con él en su esquema el 50% de ganancias en 45 días o bien el 100% de ganancia a los 90 días, la estrategia que vendía para justificar estos resultados es porque proponía comprar sellos postales en Europa a un valor menor que el costo de los mismos en Estados Unidos.
La narrativa creada por Ponzi para justificar su negocio se basaba en el principio bajo el cual cuando una persona en Estados Unidos escribía a otra persona en otro país, por ejemplo, en Italia, el franqueo de la respuesta del receptor de la carta en Italia era pagada por el mismo emisor desde Estados Unidos y lo mismo funcionaba en forma inversa, quien escribía desde Italia pagaba la respuesta Cuba desde estados unidos.
Ponzi creyó que podría comprar gran cantidad de sellos en Italia a un valor depreciado por la depreciación de la lira italiana después de la terminación de la Primera Guerra Mundial y podría vender estos sellos en Estados Unidos a un precio superior, esta idea le pareció bastante simple y en apariencia viable.
Ponzi comenzó a hablar con inversionistas prometiéndoles enormes rendimientos en el corto plazo. En 1920, Ponzi estableció una oficina en el centro de Boston para recibir a los inversores interesados en participar en su negocio. Allí, los clientes firmaban los documentos y entregaban el dinero con la esperanza de obtener ganancias en poco tiempo. Se estima que alrededor de 20 personas trabajaron en esta oficina, ayudando a los clientes a completar la documentación, organizando reuniones para explicar el funcionamiento del negocio y respondiendo a sus preguntas.".
Una vez montado el negocio pon si se convirtió en un maestro de la promoción para atraer nuevos inversores, utilizó estrategias de publicidad en periódicos con anuncios que prometían una oportunidad de inversión única. Además, animaba a los primeros inversionistas para que compartieran su éxito al ganar dinero rápidamente a través de testimonios, motivando así a otras personas para unirse. Un factor clave para el crecimiento del negocio fue el carisma personal de Ponzi quien utilizaba su encanto para ganarse la confianza de los clientes.
El fraudulento esquema ideado por Ponzi funcionó desde enero de 1920 hasta agosto del mismo año, momento en el que colapsó debido a una investigación periodística publicada por el Boston Post.
Charles Ponzi, en realidad no tenía ningún plan de negocio y tampoco alguna gran idea de lo que podría hacer con todo el dinero que estaba acumulando. Probablemente la idea de Ponzi era amasar una enorme cantidad de depósitos hasta alcanzar una masa lo suficientemente grande para salir huyendo de la ciudad o incluso del país, con los bolsillos llenos. Todo este esfuerzo fraudulento, tarde o temprano iba a caer y Ponzi lo sabía.
El esquema requería que cada vez llegaran más inversionistas para aportar el dinero con el que Ponzi pagaría a los que quisieran retirar su dinero. El éxito de Ponzi estaaba sostenido por frágiles alfileres.
En Julio de 1920 cuando los reporteros de este diario cuestionaron a Ponzi acerca las ganancias que presumía y descubrieron que no había suficientes cupones postales en el mundo para sostener esta promesa. El artículo del Boston Post señalaba que Estados Unidos sólo tenía 27000 cupones de respuesta internacional y Ponzi necesitaba 160 millones de cupones para cubrir los pagos prometidos. Después de publicarse esta investigación se produjo pánico entre los inversionistas quienes acudieron en masa para reclamar su dinero de regreso.
Ponzi fue arrestado en agosto de 1920 y enfrentó 86 cargos de fraude por los que tuvo que enfrentar varios juicios, siendo condenado a pasar 5 años en una prisión federal. - - Dicen las crónicas que en los últimos días del negocio de Ponzi, se le veía en el hipódromo apostando grandes cantidades de dinero, superiores a los 100,000 dólares en una sola carrera, muestra de su desesperación. -
Después de esta condena fue nuevamente enjuiciado en el estado de Massachusetts donde recibió una nueva sentencia de 9 años por delitos estatales. Las crónicas relatan que al término de esta segunda sentencia fue deportado a Italia porque no era ciudadano estadounidense y posteriormente se trasladó a Brasil dónde tuvo varios empleos hasta que murió en Río de Janeiro en 1949 con tan solo 75 USD en la cartera.
Una de las víctimas afectadas por el esquema fraudulento de Ponzi fue Joseph Daniels, un modesto hombre de negocios de aquel Boston de finales de la década de 1910. Daniels era propietario de una pequeña tienda de muebles en el barrio de North End, un área vibrante llena de inmigrantes italianos.
Daniels, hijo de migrantes que habían llegado a Estados Unidos desde su natal ciudad de Génova en Italia, había construido su vida con trabajo duro y paciencia, heredó de sus padres una ética laboral férrea y un sueño sencillo: prosperar lo suficiente para dejar un legado a sus hijos.
Teniendo 40 años, en 1919, su tienda era conocida por ofrecer muebles sólidos a precios justos, pero las ganancias apenas alcanzaban para mantener a su familia, con Anna su esposa y sus dos hijos.
Fue en ese contexto que Daniels conoció Ponzi, italiano y carismático que llegó un día a su tienda, con una sonrisa confiada y un acento familiar. Ponzi, le platicó de un negocio basado en cupones de respuesta postal internacional, el negocio consistía en comprar cupones baratos en Europa y venderlos a mayor precio en Estados Unidos.
Daniels se sintió confiado con la solidez de la historia que escuchó de Ponzi y le prestó $200 dólares, además de que le permitió usar un rincón de su almacén como oficina improvisada.
A las pocas semanas, Ponzi le pagó a Daniels los $200 originales con un extraordinario excedente en ganancias.
Atraído por la oportunidad de tener ganancias extraordinarias y muy superiores a las que recibía de su tienda Daniels reunió 1000 USD sus ahorros, prácticamente todo lo que había acumulado en todos sus años de trabajo se los entregó a Ponzi uniéndose a la fiebre de inversionistas ambiciosos que se formaban afuera de las oficinas de Ponzi y comenzó a soñar con construir una tienda más grande, hoy darle una buena educación Asus hijo s y llenar a su esposa Ana de aquellas comodidades que no habían tenido hasta ahora.
Hacia el verano de 1920, Daniels comenzó a escuchar rumores sobre la fragilidad del negocio de Ponzi y lo buscó para preguntar sobre el negocio y lo que era más importante, ¿cuándo Recibiría su dinero de vuelta y sus ganancias? Ponzi comenzó a evadir a Daniels y su tradicional tal y particular encanto comenzó a ser insuficiente para tranquilizar al nervioso comerciante mueblero. En Julio de 1920 el Boston post publicó un artículo cuestionando la viabilidad del esquema de Ponzi y Daniels fue invadido por el pánico como muchos otros acudió inmediatamente a las oficinas a demandar sus ahorros de vuelta.
A los pocos días el esquema fraudulento de Ponzi se derrumbó al igual que los sueños de Daniels, no había nada que recuperar, de los 1000 USD invertidos Daniels no vio un solo centavo de regreso, la tienda de Daniels que dependía de ese dinero para pagar deudas y proveedores comenzó a tambalearse y en semanas Daniels tuvo que cerrar sus puertas dejando a su familia en una situación muy precaria, en lugar de comprar una enorme casa ahora comenzó a batallar para pagar el alquiler.
Ponzi fue declarado en bancarrota en octubre de 1920, y Daniels, como muchos, se quedó con las manos vacías. A los pocos años después de su fracaso financiero, intentó reconstruir su vida. Abrió una tienda más pequeña con la ayuda de familiares, pero la sombra de la estafa lo persiguió. Los clientes lo reconocían como "uno de los que cayó con Ponzi", y la vergüenza lo obligó a mantenerse en retiro, murió en la década de los 30 y nunca recuperó su estabilidad.
Si quieres leer un libro con la historia de Ponzi
Con su ingenio retorcido, Carlo Ponzi tejió una ilusión de riqueza fácil, donde la ambición de unos alimentaba la codicia de otros. Como una burbuja, su esquema creció, inflado por la esperanza desmedida de inversores que, cegados por promesas de ganancias extraordinarias, entregaban sus ahorros sin cuestionar la fuente de tales maravillas.
Ponzi, en su afán de amasar una fortuna, se creyó el arquitecto de un milagro financiero. Pero su ambición desmedida lo encegueció. Probablemente imaginó en escapar con el botín, dejando tras de sí ilusiones rotas y bolsillos vacíos.
📝Reflexión:
No hay atajos hacia la riqueza, en la vida real, no existen los rendimientos extraordinarios “sin riesgo”. Hay que evitar aquellas propuestas de negocios donde las utilidades llegan sin hacer ningún tipo de aportación o no hay valor en toda la cadena, más allá de una promesa de utilidades rápids.
Quienes buscan ganancias rápidas suelen perderlo todo. La prudencia y el buen juicio son las únicas armas para evitar caer en trampas de quienes prometen lo que no es posible.
Joaquin Alducin
Me gusta escribir historias sobre temas de inversiones, finanzas, economía y otros lugares de interés para los lectores. Con estas historias busco compartir conocimientos que inviten a la reflexión para tomar mejores decisiones.