Me gustan las frases y las anécdotas bursátiles como la del título de hoy, aunque mi estilo de inversión es más pausado y no soy partidiario de los cambios constantes en el portafolio.
Al construir una cartera de inversión de largo plazo, el inversionista tiene que hacer una separación entre los dos componentes esenciales de su portafolio que son (1) una parte en inversiones de deuda sin riesgo y que pague intereses y (2) una parte con riesgo, la conocida como “renta variable”.
Cada inversionista de acuerdo a su estilo, necesidades y agresividad define como se distribuye su patrimonio líquido entre ambos universos.
Pensando en la proporción de inversión variable se crea esta frase o adagio que invitaba a los inversionistas a vender sus posiciones en mayo y volver a comprarlas en noviembre.
Una de las historias más atractivas y pintorescas que se refieren al origen de este adagio, dice que la frase correcta era: "𝗦𝗲𝗹𝗹 𝗶𝗻 𝗠𝗮𝘆 𝗮𝗻𝗱 𝗴𝗼 𝗮𝘄𝗮𝘆... 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗦𝘁. 𝗟𝗲𝗴𝗲𝗿 𝗗𝗮𝘆". Desarrollada en el siglo XVIII en inglaterra, este axioma recomendaba a los inversores, aristócratas y banqueros británicos vendieran sus acciones en mayo, se relajaran y disfrutaran de los meses de verano mientras escapaban del calor londinense, y volvieran al mercado de valores en otoño después de la carrera de caballos de St. Leger Stakes, que se corría en el hipódromo de Doncaster en South Yorkshire en septiembre de cada año.
La evidencia reciente justifica ligeramente el famoso adagio, pero no convence del todo.
1) Medido desde 1990, entre los meses de mayo a octubre el índice S&P500 ha crecido aproximadamente 2.00% en promedio.
2) Como contraste entre los meses de noviembre a abril, el índice S&P500 ha crecido aproximadamente el 7.00% en promedio. Con datos del 𝘊𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳 𝘧𝘰𝘳 𝘍𝘪𝘯𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘙𝘦𝘴𝘦𝘢𝘳𝘤𝘩 𝘢𝘯𝘥 𝘈𝘯𝘢𝘭𝘺𝘴𝘪𝘴 (𝘊𝘍𝘙𝘈).
Entonces para mi gusto, si el mercado crece en ambos perídodos, mejor no vendemos y nos quedamos invertidos durante todo el año en nuestra porción de renta variable del portafolio personal.