Pablo S. Torre es un articulista deportivo nacido en 1985 y graduado de Sociología en Harvard, que saltó a la fama en el 2009 cuando escribió para Sports Ilustrated, su famoso artículo “Cuando y Porqué los Atletas se Arruinan” - "(“How (and Why) Athletes Go Broke”). El artículo tuvo tanto impacto que inspiró un documental producido por ESPN: “30 for 30: Broke”, dirigido por Billy Corben.
El artículo habla principalmente de atletas de las tres ligas deportivas más grandes y productivas de Estados Unidos:
NFL (National Football League)
NBA (National Basketball Association)
Major League Baseball (MLB)
Es muy grande la lista de nombres de atletas sobre los que se ha documentado su desgracia financiera después de haber disfrutado un vertiginoso ascenso a la fama y a la riqueza, más adelante hablaremos de algunos de ellos.
Las estadísticas son impactantes:
El artículo "How (and Why) Athletes Go Broke" menciona varias estadísticas clave que ilustran la magnitud de los problemas financieros entre los atletas profesionales:
78% de los exjugadores de la NFL han ido a la bancarrota o están bajo estrés financiero debido al desempleo o al divorcio, dos años después de haberse retirado.
Se estima que dentro de los cinco años posteriores a su retiro, el 60% de los exjugadores de la NBA están en bancarrota.
Según la NFL Players Association, al menos 78 jugadores perdieron un total de más de $42 millones entre 1999 y 2002 porque confiaron su dinero a asesores financieros con antecedentes cuestionables.
En una encuesta reportada por la firma de servicios financieros Rothstein Kass en diciembre, más del 80% de los 178 atletas encuestados (cada uno con un patrimonio neto mínimo de $5 millones y dos tercios menores de 30 años) dijeron estar "preocupados por estar involucrados en demandas injustas y/o procedimientos de divorcio".
Según estimaciones comunes entre atletas y agentes, la tasa de divorcio para atletas profesionales oscila entre el 60% y el 80%.
La venta de anillos de campeonato a un revendedor en línea aumentó aproximadamente un 33% en los últimos tres meses, incluyendo un anillo de Super Bowl de los Giants de 2008.
Es aterrador conocer estas cifras, después de que nos maravillamos en su momento cuando conocimos las extraordinarias cifras de dinero que llegaron a ganar algunos atletas cuando estuvieron en la cima de sus carreras.
En este artículo se encuentran patrones comunes que llevan a la quiebra o al estres financiero a la mayoría de los atletas, algunas de esta razones son las siguientes:
Malas inversiones y la "atracción de lo tangible". La "atracción de lo tangible" se refiere a la preferencia de los atletas por invertir su dinero en negocios que pueden ver y tocar, negocios que les resultan más comprensibles y emocionantes, que los instrumentos financieros. A los atletas les gusta invertir en cosas como discotecas, concesionarios de automóviles, empresas de camisetas, restaurantes temáticos, tiendas, procedimientos cosméticos o incluso inventos.
Confianza mal depositada en asesores y la contratación de personas inadecuadas para asesorarlos y otros que cobran en exceso por sus servicios.
Problemas y asuntos familiares
Divorcio, obligaciones de manutención de hijos, falta de planificación sucesoria y testamento.
Falta de educación financiera
Gastos mensuales excesivos y desconocimiento de su situación patrimonial.
Adquisición de activos que se deprecian rápidamente, como autos de lujo, joyería, relojes y hasta aviones privados.
La lista de causas del origen de la insolvencia financiera de los atletas como se menciona en la lista anterior, la podemos catalogar en dos grandes orígenes, el primero es producido por causas internas que competen a la persona y a su propio comportamiento, como comprar todo lo que se les antoja, invertir en ocurrencias y pleitos como el divorcio.
El exjugador de la NBA Kenny Anderson, seleccionado con la segunda elección global en el Draft de 1991 por los New Jersey Nets y que jugó profesionalmente entre los años 1991 hasta 2005, en equipos como los Nets, los Clippers, e incluso los Boston Celtics, se declaró en bancarrota en octubre de 2005. Perdió todas sus ganancias estimadas de $60 millones. Entre sus gastos se encontraban la compra de ocho coches y gastos mensuales de $41,000, que incluían manutención de hijos, la hipoteca de su madre, su propia casa de cinco habitaciones en Beverly Hills, California.
La segunda razón que favorece la quiebra, tiene un origen externo a la persona, “están mal asesorados” y desgraciadamente son muy ignorantes sobre los temas financieros.
Entre 1999 y 2002, al menos 78 jugadores de la NFL perdieron un total de más de $42 millones por confiar su dinero a asesores financieros con "antecedentes cuestionables".
En 1986, Kareem Abdul-Jabbar, una leyenda del baloncesto, considerado uno de los mejores jugadores en la historia de la NBA quien se consagró jugando para Los Angeles Lakers, ganador de 6 campeonatos y quien fuera 6 veces MVP de la liga. demandó a su agente, Tom Collins, por $59 millones de dólares. Lo acusó de malversar su dinero mediante errores fiscales graves, inversiones irresponsables y transferencias de fondos a cuentas de otros jugadores sin su autorización.
Scottie Pippen, pareja de Michael Jordan en los Chicago Bulls, miembro del Salón de la Fama de la NBA, demandó sin éxito a su antiguo bufete de abogados por supuestamente perder $27 millones de su dinero a través de malas inversiones.
John Unitas, legendario mariscal de campo de la NFL quien jugara para los Potros de Baltimore, ganador del Superbowl V, se declaró en bancarrota en 1991 con $3.5 millones en deudas. Un amigo explicó que Unitas "tenía fe en sus semejantes y una tendencia a confiar en la gente hasta que descubría que no debía hacerlo", y que "le estafaron varias veces" en sus proyectos fallidos.
Raghib "Rocket" Ismail, estrella de la Universidad de Notre Dame, perdió "varios millones de dólares" por "ignorancia total", invirtiendo en un restaurante temático ("Rock N' Roll Café"), una película religiosa, un sello discográfico, un procedimiento cosmético, dispensadores de tarjetas telefónicas y tiendas de caligrafía. Él recuerda que un asesor le presentó el restaurante como "a prueba de fallos, sin inconvenientes."
La lección subyacente que se encuentra en este fenómeno común entre los deportistas de alto lucimiento, es principalmente la falta de una educación financiera que les enseñe los beneficios de una adecuada administración del dinero y de las ventajas que ofrecen los instrumentos financieros, respecto a los bienes “tangibles”.
Es fácil caer entre las malas sugerencias de amigos y asesores que no conocen de negocios o que incluso están persiguiendo su beneficio personal por encima del beneficio de la persona a la que asesoran, buscan altas comisiones, cobran aranceles elevados por sus servicios y en pocas palabras, “se aprovechan de la ignorancia de sus clientes”.
Cuando conocemos las enormes cantidades de dinero que cobran los atletas, superiores incluso a las cifras que reparte la lotería, pensamos que estos atletas tendrán juicio y prudencia para cuidar su fortuna, acrecentarla y hacerla duradera, pero la realidad es otra y las evidencias son contundentes.
Pienso que los propios equipos deportivos, las ligas y en su caso algunos patrocinadores, deberían acercar a los estrellas con verdaderos profesionales de la asesoría financiera y ejercer un “acompañamiento” positivo sobre el destino de su fortuna. Es muy triste ver que el súper atleta que hoy es estrella y anuncia una pasta de dientes, en unos cuantos años cae en desgracia y ocupa titulares por haber perdido todo.
Joaquín Alducin
Me gusta escribir sobre temas de Finanzas e Inversiones, sobre empresas, la bolsa y temas económicos. Me gusta escribir historias que acerquen conocimientos a los lectores y los inviten a la reflexión para tomar mejores decisiones.